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A punto de cumplir sus 10 años, La Buena Semilla se destaca como una de las empresas bisagra de la ciudad que combina calidad e inclusión.

La Buena Semilla es, para afuera, una panadería como cualquier otra; sin embargo en la cotidianeidad resulta ser un desafío nuevo para explorar a cada instante.

“Somos una semillita de la Escuela Arco Iris; gracias a su especialidad en alimentación, creamos una ONG y fundamos la Panadería”, explica Tati Borzalino, quién integra la comisión de una empresa local que brinda oportunidad laborar a jóvenes considerados con capacidades diferentes a los canones de la normalidad social, y que en los próximos días cumplirá nada menos que 10 años con sus puertas abiertas, brindando productos de excelente calidad y a buen precio.

“Aprendimos a encontrar equilibrio entre lo que somos como empresa y como inclusión laboral”, explica Tati, convirtiendo la frase en todo un baluarte para la experiencia diaria que significa adaptar las funciones de la panificación al universo de la inclusión laboral en la discapacidad.

Es que si el sistema es injusto de por sí para la mayoría de las personas que cumplen con el status de la “normalidad” física y psicológica, ni hablar para aquellas personas que son excluídas del mismo, por las consideradas “incapacidades”.

“Hay un bache social, y hay que seguir aprendiendo”, explica Tati, agregando que la discapacidad es un aprendizaje continuo día a día: “es importante apoyar a los chicos porque siempre van superando sus desafíos”, explica y le agrega una importante reflexión en cuanto a la experiencia: “La discapacidad no es para cualquiera; a veces por sobre-portección no dejamos crecer a los chicos”.

La Buena Semilla Cumple ya 10 años el próximo 17 de agosto, desde que un grupo de madres rompieron barreras; decidieron presentar el proyecto, formar la comisión y abrir las puertas. Como se explicó al principio, esta empresa fue el mejor complemento de salida laboral para aquellos jóvenes formados en la Escuela Arco Iris, con conocimientos en alimentación y elaboración de alimentos, siendo una empresa que hoy en día le da trabajo a 10 jóvenes con incapacidad, con una comisión sólida y con profesionales que sirven de guía para que los empleados crezcan día a día.

En nombre de toda la comisión, Tati Borzalino no escatimó en destacar que siempre han recibido ayuda desde el estado, ya sea Municipal o Provincial; los traspiés han podido sacarse adelantes gracias a esos aportes, pero por sobre todo a la colaboración de aquellos que confían en La Buena Semilla y optan por consumir sus productos.

Borzalino destaca que en la empresa se producen alimentos de gran calidad, con materia prima (harina) donada por el molino, además de que con el paso del tiempo se van dando mas opciones a la clientela; como así también se piensa en el bolsillo del consumidor con sus distintas promociones y ofertas.

Más allá de dignarse a subsistir entre medio de la lógica del mercado y las complejidades de la adaptación y la inclusión del sistema laboral; la panadería también busca la forma de dar el ejemplo, y eso se refleja en las actividades que se planifican de cara al nuevo aniversario; pues la idea radica en demostrar lo aprendido, por lo que la propuesta desde el comercio implican actividades recreativas en la que los empleados demostrarán y enseñaran sus aprendizajes y habilidades a distintos niños del jardín de infantes Leonor de Tejeda, con quienes compartirán una linda jornda de cocina e inclusión.

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